06 Julio 2025
La crisis del bolsillo ya no se mide solo por el precio de los alimentos o los aumentos en las tarifas. Ahora, también se refleja en el uso —y el impago— de las tarjetas de crédito, un recurso que durante meses ayudó a muchas familias a estirar ingresos que ya no alcanzan.
Según un informe de la consultora LCG, se está registrando un fenómeno creciente: cada vez más personas no pueden pagar ni siquiera el mínimo de la tarjeta. “Primero se vio una baja en los montos cancelados —apenas por encima del mínimo— y ahora directamente se multiplican los casos de mora”, explican.
El problema no es menor. Las tasas de interés para financiar esos saldos superan el 90% nominal anual, y lo que antes era una herramienta de alivio para llegar a fin de mes se transformó en una deuda difícil de sostener.
Para LCG y también para la consultora Quantum, dirigida por Daniel Marx, esta tendencia amenaza con frenar la tibia recuperación del consumo. La razón principal es que el financiamiento con tarjeta creció mucho más rápido que los salarios, que siguen estancados o por debajo de la inflación.
Los datos del Banco Central refuerzan esa preocupación: en abril, la morosidad de los hogares trepó un 46% respecto a noviembre del año pasado. La cartera irregular de los préstamos personales llegó al 4,6%, y la de tarjetas de crédito pasó del 1,6% al 2,9% en apenas cinco meses.
“Es lógico que las familias tengan dificultades para pagar sus deudas en este contexto. Si los ingresos no mejoran, el endeudamiento deja de ser una salida y se vuelve una trampa”, señalan desde LCG. Los economistas temen que este patrón de deterioro se profundice y termine afectando no solo a los bancos, sino al consumo en general, justo cuando el Gobierno espera señales de recuperación.
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