24 Diciembre 2024

En la víspera de Nochebuena, un nuevo incidente sacudió la seguridad de la Ciudad de Buenos Aires: 17 presos se fugaron de la Alcaldía N°9, ubicada en la calle Gana al 400, en el barrio porteño de Liniers.

La fuga ocurrió anoche cuando los detenidos hicieron un boquete en la pared y escaparon, dividiéndose para huir corriendo por la avenida General Paz. Hasta el momento, la Policía de la Ciudad ha logrado recapturar a uno de los prófugos.

Entre los 17 evadidos, once son argentinos y seis chilenos. La mitad tiene domicilio en la provincia de Buenos Aires, mientras que cinco cumplían condena en dependencias de la Capital Federal, incluida esta alcaidía inaugurada en 2022.

La Policía de la Ciudad está desplegando brigadas y realizando un operativo cerrojo para dar con los fugitivos. La causa está a cargo del fiscal porteño Blas Michenzi.

Este hecho ocurre en un contexto de cuestionamientos a las condiciones carcelarias en la Ciudad, agravados por otras fugas recientes.

El ministro de Seguridad porteño, Waldo Wolff, despidió el 1 de diciembre a dos altos funcionarios: Sebastián Vela, asesor de la cartera, y Adrián Ochoa, director de Alcaidías de la Policía de la Ciudad. Wolff atribuyó las medidas al incremento del 35% en la población carcelaria (de 1,700 a 2,300) y la presencia de 320 condenados en instalaciones con medidas de seguridad insuficientes.

“No toleraremos que quienes tienen la responsabilidad de garantizar la seguridad no cumplan con su trabajo”, afirmó Wolff, justificando los despidos.

En mayo, la Policía de la Ciudad ya había experimentado cambios en su cúpula, con Pablo Kisch como nuevo jefe y Jorge Azzolina como subjefe. También se creó la Dirección Autónoma de Alcaidías, liderada por el comisario mayor Ochoa, ahora apartado del cargo.

El 11 de noviembre, once presos se escaparon de la alcaidía de Barracas durante un corte de electricidad. Días antes, cuatro detenidos se fugaron desde la Alcaidía 4 en Nueva Pompeya. Estos episodios, sumados a otras fugas masivas en Villa Urquiza y distintas comisarías porteñas a lo largo del año, han puesto en evidencia la superpoblación y las deficiencias en la seguridad de las instalaciones.

Este nuevo episodio incrementa las críticas a la gestión de la seguridad en la Ciudad de Buenos Aires y refuerza la urgencia de solucionar las problemáticas estructurales del sistema carcelario. Mientras tanto, los vecinos de Liniers y otras zonas afectadas por estas fugas siguen viviendo con preocupación e incertidumbre.

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