17 Junio 2025
Una compleja estructura narco que coordinaba la venta y distribución de drogas desde una prisión bonaerense fue desbaratada tras un amplio despliegue policial que incluyó 20 allanamientos en distintos puntos del conurbano. La operación, llevada adelante por fuerzas de seguridad y el Poder Judicial, tuvo epicentro en la Unidad Penitenciaria N° 31 y se extendió a domicilios de Bernal, Quilmes, Avellaneda, La Plata y San Miguel.
Las pesquisas revelaron que el cerebro de la red estaba en manos de dos internos, quienes a pesar de estar privados de su libertad, continuaban dirigiendo el negocio ilícito desde sus celdas. Con conexiones en el exterior, la organización se sostenía gracias a una red de colaboradores que operaban en barrios vulnerables, especialmente en la zona de Villa Azul.
Un rol clave en esta logística lo cumplían las visitas femeninas, utilizadas como vehículo para el ingreso de los estupefacientes. Las mujeres eran reclutadas por los jefes de la banda y recibían pagos por adelantado. En días de visita, ocultaban la droga en su ropa o pertenencias, burlando los controles para distribuir la mercancía dentro del penal, en al menos trece sectores diferentes.
Durante los procedimientos se incautaron elementos de gran valor probatorio, confirmando el entramado delictivo y la forma en que se organizaba desde el interior del sistema carcelario. Entre lo secuestrado figuran sustancias ilícitas, celulares, dinero en efectivo y documentación clave para la causa.
Los investigadores no descartan nuevas detenciones en los próximos días. La magnitud de la red, que había logrado sostenerse durante un prolongado período, expone una vez más la fragilidad del sistema penitenciario frente al avance del narcotráfico desde adentro.
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